La formación en conocimientos y habilidades científicas es fundamental en Medicina – y aquí incluyo las habilidades comunicativas, tanto con el paciente (habilidades de comunicación clínica) como en la comunicación profesional con otros colegas -. Estas capacidades comunicativas incluyen la habilidad científica para escribir y presentar un póster científico, escribir publicaciones originales de varios tipos o presentar una ponencia en un congreso. El fin de todas ellas es llegar a comunicar del mejor modo posible y de una manera que impacte e influencie en la audiencia.
Por ello, el médico debe ser capaz de transmitir el conocimiento de manera óptima y satisfacer las necesidades que el entorno científico y social le demanda. Sin embargo, la enseñanza de la comunicación en ciencia solo está estandarizada en la carrera de medicina desde hace pocos años; en concreto, desde 2008.
Así pues, estamos frente a un aprendizaje que ha sido clásicamente autodidacta – para muchas generaciones de médicos – y afrontado después de la Universidad, durante la vida laboral (cuando la necesidad apremia) y basado generalmente en la técnica del ensayo-error (sobre lo que se ve hacer a otros compañeros). Sin la ventaja que supone una enseñanza profesional del mismo.
En 2008 se publica una orden del Ministerio de Educación y Ciencia que establece los requisitos para la verificación del título universitario oficial de medicina y que incluye las habilidades de comunicación para transmitir la información científica y sanitaria como una de las 7 competencias que el estudiante de medicina debe de adquirir para conseguir el título (ECI/332/2008 BOE n.° 40, viernes 15 de febrero de 2008. pp. 83515).
Queda claro, pues, que los conocimientos y habilidades científicas y comunicativas son necesidades del día a día para los médicos. Las publicaciones y comunicaciones científicas son el medio escogido por la medicina para informar y trasmitir los conocimientos y/o la experiencia, y es lo que queda como tangible a través del tiempo en forma de artículos, revistas o libros. Además, un curriculum vitae sin publicaciones limita la obtención de becas, la carrera profesional y el ascenso académico.
En España, los programas nacionales de formación de especialistas de médico interno residente incluyen la formación en competencias transversales, entre las cuáles merece mención destacada la capacitación en conocimientos y habilidades en investigación y comunicación científica.
La adquisición de competencias en comunicación científica es útil tanto para el médico como para otros profesionales sanitarios a lo largo de toda su trayectoria laboral, y continuarán perfeccionando estas competencias transversales durante toda su vida profesional.