Llamamos Día Internacional, o Día Mundial, a la celebración, conmemoración, festividad, etc., de una causa en cualquier ámbito promovida por alguna organización internacional, habitualmente vinculada a las Naciones Unidas, para su observancia internacional. El mismo sentido tienen los Días Nacionales o Europeos.
Para la OMS (Organización Mundial de la Salud) los Días Mundiales temáticos representan una gran oportunidad para aumentar la concienciación y los conocimientos de la población sobre los problemas médicos y de salud más frecuentes, así como para movilizar apoyos en todos los ámbitos, desde el local hasta el internacional.
A lo largo del año hay muchos días mundiales, europeos y nacionales, sobre problemas de salud o afecciones concretas: de la “A” de Alzheimer a la “Z” de zoonosis. En estos días señalados se llevan a cabo acciones específicas —de mayor o menor impacto— desde diversas instituciones y organizaciones, tanto de carácter público como privado.
El target fundamental de estas acciones es la POBLACIÓN GENERAL, y no solo se centran en proporcionar información sobre la patología en cuestión, sino que se plantean como intervenciones para sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de la enfermedad, para fomentar la reflexión sobre ella y convencerles de la conveniencia de tomar parte activa sobre su propio estado de salud: seguir estilos de vida más saludables, participación en campañas de cribado para aumentar el diagnóstico precoz, o la adherencia al tratamiento para evitar empeoramientos y comorbilidades.
Por otro lado, también se intenta dar visibilidad a una determinada patología —que puede ser o no minoritaria— o normalizar/desestigmatizar al colectivo de enfermos de patologías que cuentan con menor aceptación social.
Otro target de algunas acciones específicas que se realizan en estos días son los sistemas nacionales de salud. En este caso, el objetivo es el de promover su intervención o la reorientación de los servicios sanitarios, si fuera preciso.
29 de Septiembre, Día Mundial del Corazón
La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 29 de septiembre como el Día Mundial del Corazón. Esto obedece a una estrategia para tener la oportunidad de dar a conocer masivamente las enfermedades cardiovasculares, su prevención, control y tratamiento.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Representan la principal causa de defunción en todo el mundo: en 2012 causaron de 17,5 millones de muertes en el mundo; es decir, 3 de cada 10 muertes son a causa de enfermedades del corazón, según las últimas cifras publicadas de la OMS.
En España, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte (122.097 muertes/año, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. Y de igual o mayor importancia es que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte e invalidez (pérdida de capacidad laboral, funcionalidad, reducción de calidad de vida, etc.) en España y a nivel mundial.
El Día Mundial del Corazón es una buena oportunidad para informar a la población sobre cómo reducir los factores de riesgo cardiovascular, así como para intentar que tome conciencia del riesgo que resulta de no seguir unos hábitos de vida saludable.
El sedentarismo, el sobrepeso, la obesidad y el tabaquismo contribuyen a la aparición y al aumento de las enfermedades cardiovasculares. Acciones sencillas, como realizar ejercicio diario, comer sano, no tomar ni mucho alcohol ni mucho café y no fumar… son algunas de las tareas que deberíamos cumplir para evitar que avance la arteriosclerosis, que puede producir obstrucción arterial coronaria e infartos, accidentes vasculares cerebrales y, no en pocos casos, muerte en forma súbita.
Otras enfermedades también son factores de riesgo cardiovascular. Así, padecer hipertensión arterial, diabetes o hiperlipidemia aumenta la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular o de morir a causa de ella.
Prevenir o ralentizar el inicio de las enfermedades cardiovasculares mediante la reducción de los factores de riesgo es de vital importancia. Es necesario tomar conciencia y corresponsabilidad —junto a nuestros profesionales sanitarios— en evitar y prevenir la aparición de estas enfermedades y sus estragos.